Cuando las personas escuchan el término adicción, por regla general, lo asocian a sustancias como tabaco, alcohol, marihuana, cocaína… e incluso piensan en otras adicciones sin sustancias como las tecnologías, videojuegos o las apuestas. Sin embargo, rara vez piensan en la adicción a la comida, por ejemplo. Los expertos tampoco tienen muy claro todavía en qué categoría situar el problema con la alimentación. A veces resulta difícil matizar si realmente se trata de una adicción en sí misma o un trastorno de conducta alimentaria.
Siempre se ha pensado que la adicción a la comida es un problema que afecta a personas con sobrepeso y obesidad. Es preciso matizar que este fenómeno no afecta únicamente a estas personas. De hecho, cuando la persona tiene normopeso, este problema puede pasar totalmente desapercibido. Así, se dificulta todavía mucho más su diagnóstico. En cualquier caso, si la persona piensa que tiene una adicción a la comida o siente que tiene una mala relación con la misma, ya es un dato importante. Hay que valorar qué es lo que está ocurriendo y por qué.
Adicción a la comida y sus síntomas
Aunque en esta problemática no aparecen algunos síntomas comunes de una adicción, como el incumplimiento de las obligaciones en el trabajo o en casa, o posibles intoxicaciones. Sí que se pueden observar conductas muy similares:
- El deseo o impulso de comer y comer más de lo previsto. Incluso demasiado a pesar de sentirse lleno.
- Sentimientos de vergüenza o culpa, y volver a caer después.
- Sentimiento de pérdida de control, excusas y ocultaciones en cuanto a los posibles atracones o ingesta de ciertos alimentos.
- Continuar haciéndolo a pesar de los efectos negativos y molestias que experimentan tras ello.
- Negar la gravedad del problema.
Todo esto acaba afectando negativamente al autoconcepto de la persona, haciéndola tremendamente infeliz tanto con su cuerpo como consigo misma.
Por otro lado, es importante comprender que las personas necesitan alcanzar la felicidad en su vida. Esa felicidad se obtiene de la satisfacción en el trabajo, la familia, amistades y/o pareja, las aficiones, la actividad física, la alimentación, etc. Por ello, las carencias en una de las dimensiones de la persona podrían verse compensadas de alguna manera por satisfacciones en otras dimensiones. Así, una persona podría estar utilizando la comida para compensar carencias en otras áreas de su vida.
Además, ciertas variables como la impulsividad, el insomnio, dolor físico o emocional, baja autoestima, el estado de ánimo negativo, desconfianza, excesiva responsabilidad, conflictos familiares… hacen que la persona sea tremendamente vulnerable a este tipo de adicción.
Inicialmente la persona puede no ser consciente de todo esto, y simplemente encontrar placer en la alimentación en sí misma. Sobre todo con ciertos alimentos que son altamente palatables. Pero acaban repitiendo esta conducta de manera descontrolada, ya que encuentran alivio emocional. Con ello, se empieza a desarrollar una dependencia de la comida como vía de escape del malestar en la persona, aunque solo sea por un corto periodo de tiempo.
Adicciones en Exii
En el caso de la adicción a la comida, además, encontramos un problema añadido frente a cualquier otra adicción. El control de estímulos es muy complicado, ya que la persona necesita comer para sobrevivir. Es decir, es imposible aislar a la persona de la comida, y por ello es muy importante comprender qué función está desempeñando la comida en su vida. En estas situaciones, contar con la ayuda de profesionales que garanticen que la persona pueda llegar a tener una relación sana con la misma es la mejor opción.
Comer no solo una herramienta para sobrevivir, es un acto de cariño y cuidado hacia uno mismo. Por ello, si crees que puedes estar pasando por una situación similar, desde Exii queremos ayudarte para que consigas ser libre y tener una vida sana y plena.