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Adicción a los videojuegos, ¿Cuándo parar?

Hoy en día, el aumento y popularidad de los videojuegos como un fenómeno de ocio se ha convertido en una parte cada vez mayor de la vida cotidiana de muchos. Además, cuenta con gran accesibilidad y muchas opciones de juego. Desde consolas portátiles a ordenadores personales y pasando por consolas para casa. Incluso el móvil se ha convertido en un canal para los videojuegos. Pero… ¿En qué punto comenzamos a hablar de adicción a los videojuegos? ¡Descúbrelo en las líneas de este post!

Adicción a los videojuegos.


¿Qué es la cultura gaming? Se puede definir como toda una comunidad virtual donde jugadores, o gamers, aficionados y profesionales, dedican gran parte o todo su tiempo a los videojuegos. Ser buen jugador es una habilidad muy valorada. Tienen motivaciones como entretenerse, competir, asumir misiones y roles, alcanzar objetivos y recompensas. Todo esto desemboca en un sentimiento de pertenencia a cierta comunidad, lo cual no es algo negativo en un primer lugar.


Cierto es que, los videojuegos, tienen unos beneficios como mejora de la destreza visual, capacidad de concentración, trabajo en equipo, capacidad de decisión, mejora de la memoria de trabajo y otras funciones cognitivas, así como fomentar la creatividad. Pero su uso inadecuado o excesivo y hacer de este mundo virtual una forma de vida, puede conllevar problemas.

Adicción a los videojuegos y sus consecuencias

Estas son algunas de las posibles consecuencias negativas de abusar de los videojuegos:

  • Posible transmisión de valores violentos y sexistas en el caso de que no se sigan las recomendaciones por edad del videojuego en cuestión. En caso de no cumplir estas indicaciones, se puede conducir a la normalización positiva de ciertas conductas.
  • Pérdida de tiempo para otras actividades.
  • Comportamientos impulsivos.
  • Efectos físicos secundarios como sedentarismo, mala alimentación, problemas oculares, dolor de cabeza, problemas en la espalda y, en casos singulares, problemas relacionados con la epilepsia.
  • Alteración en los hábitos y en el estilo de vida.
  • Mayor dificultad en controlar las emociones.
  • Distanciamiento con el entorno, siendo especialmente sensible para el entorno familiar.
  • Problemas de sueño.
  • Peor rendimiento académico o laboral, los cuales se ven afectados negativamente.
  • Aislamiento limitado por la habitación donde se juegue habitualmente.
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Especialmente, el contenido de los videojuegos tiene estímulos que pueden generar y reforzar una dependencia:

  • Permiten obtener reconocimiento mediante la superación de niveles, la personalización de personajes y número de victorias acumuladas.
  • Sistema de pago y recompensa a través de “cofres botín”, los cuales son una forma de apuesta basada en el juego de azar que puede inducir al juego patológico. A través de microtransacciones obtienen “cajas” con gran variedad de elementos y recompensas para conseguir objetivos. Lo común de estos “cofres botín” es que las recompensas son aleatorias, nunca sabes qué puede tocar, y es ahí donde entra el juego al azar. Otro sistema es el conocido como «pay to win» en juegos, a priori, gratuitos. El jugador siente la necesidad de gastar para poder seguir avanzando en el videojuego.
  • Existe un riesgo minimizado, es decir, en los videojuegos el riesgo de quedar en evidencia, hacerse daño físico o no poder volver a intentarlo es mínimo.
  • Se puede desarrollar una vida paralela en un mundo ficticio. De esta manera, se evita afrontar y solucionar problemas de la vida real.

¿Cuándo nos debe saltar la alarma?

Al referirnos a la adicción a los videojuegos, podemos hablar de una adicción comportamental. Esto significa que no interfiere de forma principal el consumo de sustancias, sino que tiene lugar una pérdida de control del comportamiento hacia una conducta, aun resultando perjudicial. Esta ausencia de autocontrol sobre el juego está basada en la duración, la frecuencia, la intensidad y las prioridades.

A través de recompensas visuales, auditivas y competiciones cada vez mayores, se refuerzan la conducta de juego. Se crea la oportunidad de obtener atención y aprobación del grupo. Resultando así, que pueda ser utilizado como medio principal de expresión, haciendo de ésta su forma de vida. Como consecuencia, se impide un desarrollo de habilidades sociales con el entorno, aumentando el nivel de inseguridad y descuidando las relaciones personales, actividades e intereses de la vida diaria.

Adicción a los videojuegos.

Pensamientos constantes sobre el videojuego, falta de comunicación, impaciencia por volver a jugar, problemas alimenticios basados en la ansiedad por continuar con el juego, jugar todos los días y durante muchas horas, irritabilidad, rendimiento académico alterado, enfado e ira si la partida termina contra su voluntad, desatención de las relaciones sociales, responsabilidades y cuidado personal, intentos sin éxito de disminuir las horas de juego; son algunos de los signos de
alarma que debemos prestar especial atención.

Ante esto, ¿Qué medidas debemos tomar?

Establecer normas y límites claros puede ayudar a mejorar el autocontrol y responsabilidad. Se puede establecer un horario de inicio y fin, no jugar en la habitación para no favorecer el aislamiento, conocer el tipo de videojuego (edad, características y objetivos) y utilizar filtros de control parental. Pero, sobre todo, es esencial promover hábitos saludables en alimentación y deporte. Fomentar la comunicación y el diálogo para mejorar la cohesión familiar también es primordial. Ayuda a establecer nuevas bases en las relaciones a largo plazo.

La adicción a los videojuegos no es resultado de una única causa que la genere, si no una combinación de factores entre sí. Los cuáles pueden responder a hábitos de vida solitarios unidos a dificultades en el ámbito familiar y/o académico que favorecen la búsqueda e inmersión en mundos virtuales. También aparecen dificultades en las relaciones sociales basadas en un cierta falta de habilidades sociales reales fuera del mundo del gaming, las cuales están asociadas a una verdadera falta de motivación o no sentirse a gusto con uno mismo, ya sea mentalmente o físicamente.

Cabe destacar que esta adicción es muy propensa a identificarse como una de las adicciones en verano, ya que con el aumento del tiempo libre, son muchas las personas que tratan de ocupar todo ese tiempo vacío.

En EXII, encontrarás un equipo de profesionales donde, a través de una atención personalizada y nuestra propia metodología, podremos identificar el origen que está alimentando el proceso adictivo. Podemos trabajar juntos y dar con la mejor solución para ponerle fin. Si te sientes identificado/a o quieres ayudar a alguien cercano que está sufriendo una adicción, no dudes en contactarnos y hablarás directamente con uno de nuestros terapeutas.

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