El mindfulness, o también llamado atención plena, se trata de una práctica basada en la meditación. Es muy utilizada en psicología y tiene como objetivo reducir el estrés y reconectar con uno mismo en el momento presente, en el aquí y el ahora. Ahora que ya sabes qué es el mindfulness, es el momento de comenzar a explorarlo. ¡No dejes de leer!
Esto permite identificar mejor nuestros estados y emociones. Somos capaces de prestar atención a sensaciones internas y externas que nos acompañan en el momento presente, y por tanto aprendemos a identificarlas mejor y dejarlas fluir. Sin juzgarlas y entendiendo que son una respuesta natural en nosotros.
Sin embargo, aunque suena algo sencillo y fácil de aplicar, requiere de entrenamiento. Consiste en entrenar el foco atencional. Nuestro cuerpo vive forzadamente en el momento presente, en lo que la biología y la naturaleza nos depara, pero ¿y la mente?
Es frecuente que nuestra mente esté constantemente recreándose en episodios del pasado, o que se pase todo el rato anticipando cómo será el futuro. Impidiéndonos conectar con la realidad del aquí y el ahora. Generando niveles de estrés considerables. Por tanto, el objetivo del mindfulness sería utilizar técnicas que permitan reconocer todos estos pensamientos, y poner en duda nuestro funcionamiento mental hasta la fecha. Consiguiendo tener un mayor grado de gestión de todo esto.
Aprender a practicar mindfulness
El ideal sería poder aplicarlas en el día a día, es decir, encontrar unos minutos diarios de conexión con uno mismo. De hecho, dedicarse unos minutos a uno mismo por sí mismo ya resulta muy liberador, independientemente de cómo se realice, pues con el estilo de vida tan agitado que llevamos tener un parón para reconectar con uno mismo es algo muy necesario (y que parece prácticamente imposible). Si fuéramos capaces de incluirlo como una práctica habitual durante unos minutos, nuestro estado de ánimo mejoraría considerablemente.
La parte positiva de todo esto es que es una cuestión de planificación, pues realmente todos gastamos tiempo en otras actividades que no son tan beneficiosas para uno mismo y acaban desplazando a aquellas que sí lo son. Se trata de convertirlo en una prioridad. Porque sí, nuestro bienestar siempre debería ser una prioridad.
Para ello, encontrar un sitio calmado, sin ruidos, es fundamental, así como adoptar una posición cómoda. Para poner en práctica el mindfulness es necesario tomar consciencia de los procesos mentales que están ocurriendo en uno mismo en el momento presente. Observarlos sin juzgarlos, dejando fluir y aceptando abiertamente todo lo que viene a la mente, e incluso sintiendo compasión hacia uno mismo. Ya que cada persona atraviesa momentos complicados en su vida, y cada persona hace lo mejor que puede con todos los recursos que dispone en ese determinado momento.
¿Cómo practicar mindfulness?
Algunos ejemplos de escenarios donde practicarlo serían:
- Tomando un baño, y sintiendo el contacto del agua en la piel, el calor. Experimentando cómo pesa menos el cuerpo en el agua, o sintiendo cómo cae el agua si se tratara de una ducha. Dedicándole tiempo a procesar esas sensaciones que se producen en mi cuerpo.
- Bebiendo una taza de té o café, permitiendo sentir los olores, sabores, la temperatura de la taza en las manos.
- Un paseo bajo el sol (o la lluvia), y permitiendo sentir las sensaciones térmicas en tu cuerpo.
- En la comida, experimentando las sensaciones que se producen en las papilas gustativas al estar en contacto con diferentes sabores y texturas. Masticando con lentitud, procesando cada estímulo.
- Moviendo el cuerpo, haciendo estiramientos según sienta que necesita mi cuerpo. Dejándome llevar por las sensaciones, experimentando la tensión y distensión que se produce en cada músculo de mi cuerpo.
- Centrándome en la respiración, tratando de sentir toda mi cavidad torácica, sintiendo la temperatura del aire al entrar y salir de mi cuerpo. Sintiendo el control que tengo sobre mi propia respiración.
- Dibujar, garabatear. Dejando que mi mano fluya, permitiéndome ser creativo sin juzgar el resultado, simplemente dejándome experimentar, como lo haría un niño.
- Escuchar música aleatoria, y centrarse en los sonidos, sintiendo qué reacción producen en mi cuando los escucho. O tratando de escuchar los ruidos ambientales que hay en mi casa, en el parque, al asomarme a la ventana, con los ojos abiertos y también con los ojos cerrados, tratando de identificar diferencias a la hora de procesar estímulos.
Mindfulness y adicciones
La práctica del mindfulness ha reportado numerosos beneficios en personas con ansiedad, depresión, insomnio, adicción, dolor crónico, trastornos de conducta alimentaria, etc. Cualquier persona podría beneficiarse de ella, pero para obtener todo su potencial es importante realizarla con frecuencia, entrenarla de la mano de un profesional.
Como has visto, el mindfulness tiene mucha relación con tener una actitud mental positiva y, sobre todo, con no tener miedo al cambio. Recoge muchos valores que se buscan en el proceso de tratamiento de adicciones.