Sin duda alguna, cuando acudimos a terapia, lo hacemos buscando sentirnos mejor. Lo cierto es que ya solo por el hecho de acudir a terapia, sea como sea la terapia, ya reporta unos beneficios en sí misma. Al hablar de situaciones difíciles por las que puedas estar pasando produce alivio, te ayuda a ver la realidad desde otro punto de vista, adquieres habilidades y herramientas que te hacen sentir más fuerte. Pero lo más importante es que te das la oportunidad de conocerte a ti mismo. En esta nueva publicación conocerás los beneficios de la terapia individual y grupal.
Acudiendo a una terapia, comienzas a poder vivir en primera persona ese maravilloso momento llamado introspección. Este acto de mirarse hacia uno mismo, ésta autoconciencia, es algo que se puede experimentar tanto en terapia individual como grupal. Ambas opciones son beneficiosas por sí mismas, pero puede ser interesante conocer las características de cada una de ellas para saber exactamente cuál elegir. Aunque también es una opción poder optar por las dos y recibir los beneficios de ambas. Lo cual lo incorporamos en nuestra filosofía.
Terapia individual
En el caso de la terapia individual, siempre guiada por personas especializadas, permite obtener numerosos beneficios, como:
- La mejora de la calidad de vida en general.
- Facilita la gestión de emociones negativas.
- Fomenta el autoconocimiento.
- Mejora de la autoestima.
- Permite trabajar temas que pueden ser complicados de gestionar ante otras personas, ya que ofrece una confidencialidad y un clima de aceptación total.
- Promueve la adaptación y afrontamiento de situaciones difíciles.
- Se trabaja la flexibilidad del pensamiento, tratando de generar formas de pensamiento más positivas que influyan de manera beneficiosa en nosotros mismos y en nuestras relaciones socio interpersonales.
Terapia grupal
En el caso de la terapia de grupo, por regla general, estos beneficios se mantienen (salvo algunas excepciones), y además, existen beneficios adicionales, ya que al conformarse por personas que tienen un rol fuera del de terapeuta, se generan vínculos emocionales que permiten conseguir objetivos concretos más allá de los que el terapeuta puede lograr.
Estos son algunos de sus beneficios:
- Es especialmente útil ante ciertas dificultades, como aquellas personas con problemas de habilidades sociales, timidez o fobia social (aunque al principio pueda suponer una situación estresante para ellos, pero es algo que se va trabajando paralelamente).
- Durante el proceso te sientes acompañado y el grupo ayuda a reconocer el propio malestar, que a veces puede resultar difícil de identificar por uno mismo.
- Se genera un sentimiento de pertenencia hacia el grupo, que fortalece las relaciones entre sí y facilita la ventilación emocional.
- Facilita que puedan cuestionarse ciertas creencias erróneas con las que han convivido durante toda la vida. Cuantos más ojos y oídos, más me pongo en el punto de mira.
- Brinda la oportunidad de aprender de los errores de los demás, lo que les puede producir sentimiento de seguridad al ver que todos están en situaciones similares y no son tan raros.
- Puede ser un factor motivante al ver la mejora de los demás, ya que cuando ven los logros de los compañeros son conscientes de que el cambio es posible y real.
En cualquier caso, ir a terapia siempre proporcionará una mejora en el bienestar de uno mismo, y puede ser una bonita experiencia de desarrollo personal. Te permite mejorar tu calidad de vida.
Dale una oportunidad a la terapia, sea en el formato que sea. Y recuerda, no acude a terapia el que tiene problemas (que somos todos), sino el que quiere resolverlos y no encuentra el modo.